viernes, 9 de septiembre de 2011

Y FLORINDA SALVÓ AL MUNDO... **

Una vieja canción decía "Relax, take it easy...", que traducido significaría "Relájate... tómatelo con calma..." Y me pregunto cuántas veces en los últimos años la he tarareado en voz baja, y a veces solamente con la imaginación, para mantener la calma... Imágenes placenteras, relajantes, que me ayudaban a seguir adelante...

Agua... relajación... dejarte llevar por una suave corriente... Y olvidarse de todo... De mil emociones acalladas.. y demasiadas dosis de pensamientos contradictorios... Es lo que pasa, cuando a los géminis muy géminis nos da por comernos la cabeza... Estoy mirando la foto, y me imagino el mundo que late bajo el agua... Para nosotros, es insignificante, solo nos preocuparíamos si al atravesar el estanque, nos encontramos una decena de sanguijuelas pegadas a nuestras piernas, que por ser verano van escasamente cubiertas por unos bermudas... y unas chanclas... Por supuesto, solo a un urbanita se le puede ocurrir atravesar aquella extensión de agua, y el resultado, por catastrófico que resulte, no dejaría de ser un premio a nuestra estupidez... Y saldríamos con las sanguijuelas repartidas en las piernas... preguntándonos cómo no las hemos notado cuando nos mordieron... y cómo quitárnoslas de encima... Lo que mejor funciona es embadurnarlas en sal: se sueltan por sí mismas... También resulta efectivo el fuego, la llama de un mechero, o la brasa de un cigarrillo... Pero eso es más desagradable...

En el pequeño estanque hay mucha más vida de la que vemos, mientras lo atravesamos haciendo gala de nuestra perfecta ignorancia de la naturaleza: pequeños peces, peces más grandes, arañas de agua, larvas de mosquitos, alguna que otra culebra de agua (inofensiva), insectos de todo tipo, algas... quizás incluso alguna tortuga de orejas rojas de Florida, que haya sido abandonada por sus dueños, y que de esa manera se ha convertido en la cúspide de la pirámide evolutiva: nadie, salvo la eventual garza blanca y alguna que otra ave, amenaza a la tortuga... que antes se llamaba Florinda, y era la mimada mascota de Mariana, una niña mimada, que se cansó de ella al cabo de dos meses de tener que limpiar el acuario todas las semanas... Menos mal que su hermano, Pascual, se hacía cargo de las labores de alimentación y mantenimiento del acuario y de Florinda, pues de lo contrario... Mariana tenía muy malas ideas... Una vez, puso a Florinda dentro de un tapper, y la cubrió con hielo picado, "experimentos de criogenización de nivel uno...", alegó en su defensa... Otra vez, subió al máximo la temperatura del calefactor, y le añadió fideos al agua del acuario... La pobre Florinda sobrevivió emulando al lagarto de las arenas, que ventila su cuerpo levantando dos patitas a la vez, y generando una corriente de aire... También es cierto que podía apoyarse sobre dos trozos de tiesto, pues de lo contrario... Mariana habría inventado una nueva variedad de sopa de tortuga...

Pero con el verano del segundo año, se produjo la catástrofe... Pascual se iba de voluntario, para unas excavaciones arqueológicas en los Cerros de Ùbeda, para confirmar la existencia de poblaciones primitivas... Mariana tenía toda la pinta de estar inventando nuevos y letales experimentos con Florinda, quien se había acostumbrado a refugiarse en una esquina del acuario, levantar las patas de manera alternativa, y morder a ciegas... Por eso, Pascual decidió buscarle un hogar alternativo, cerca de casa, pero donde pudiera disfrutar de algo de libertad, y de alimento abundante, pues incluso en un medio desconocido, Florinda correría menos peligro en la naturaleza... que con hermana Mariana... y tampoco le apetecía mucho que la tortuga se incorporase durante su ausencia al pequeño pero creciente "cementerio de animales" que se encontraba detrás del cobertizo, junto a la pared norte del chalet... Allí reposaban entre otros muchos Leocadio y Leoncio, dos hamsters que aparecieron en el congelador; Martina, un conejillo de indias, que pereció en la secadora; Flipper, un pez rojo, saltó fuera de su acuario; un par de docenas de gusanos de seda... Lo que nadie entiende es por qué siguen comprándole mascotas a Mariana, pero sus padres argumentaban que era "para mantenerla entretenida", aunque su índice de supervivencia fuera muy escaso... Pascual pensaba que el único animal con posibilidades de sobrevivir a su hermana y sus experimentos sería un San Bernardo ya entrenado o un gran danés, es decir, perros fuertes y acostrumbrados a dominar... siempre que los adoptasen ya con cierta edad...

A pesar de la salvaje destrucción de la naturaleza que se había realizado para construir la nueva urbanización, todavía quedaban diversos emplazamientos protegidos por Ley, entre otros, el conjunto formado por el pequeño lago, el riachuelo que nacía de acuífero subterráneo cercano, el pequeño bosque de álamos y de pinos... El área virgen no mediría más de dos kilómetros cuadrados, rodeados por el seto y por multitud de calles de la urbanización... pero no dejaba de ser un buen sitio para asegurar la supervivencia de Florinda... La víspera de su viaje, Pascual cogió a la tortuga, diciéndole a Mariana que había muerto del susto, y se la metió en el bolsillo del bermuda... Florinda se defendía a bocados, pero no tenía nada que morder, y en cuanto salieron de la casa, la metió en un pequeño acuario portátil, el mismo en el que llegó a la casa, pero que ya le quedaba muy pequeño... Tardaron media hora en alcanzar su destino, el lugar era perfecto: un estanque no muy profundo, con alimento abundante, soleado, y con casi total certeza, mucho más seguro para Florinda que entre las manos de su hermana... Como despedida, le hizo cosquillas en el cuello y la parte superior del caparazón, la metió en el agua, y volcó a su alrededor la última dosis de gambas secas que tenía...

Y se marchó... Ignorando que dos años después aquella tortuga, Florinda, una campeona de los pesos ligeros, y líder indiscutible del estanque, salvaría la humanidad... Todo sucedió una de aquellas noches apacibles del mes de agosto, las lágrimas de San Lorenzo iluminaron el firmamento... Trozos de aerolito que se incineran al entrar en contacto con la atmósfera, restos de roca venidos del espacio, en principio todos ellos inermes... ¿Cuántas eran las posibilidades, de que justamente hubiera uno, en el que viajase una forma de vida extraterrestre, y que cayera justamente en el estanque de Florinda? ¿Y qué factor de riesgo existía de que aquella bola de piedra incandescente se partiera por el choque térmico, y que de su interior saliera una criatura inteligente, capaz de clonarse a sí misma, de aumentar su tamaño de manera exponencial? Pero lo más sorprendente, sin duda, fue que aquél ser superior tuviera el aspecto y el sabor de un langostino...

Florinda, como siempre, estaba al acecho, la perturbación del agua por el impacto la sacó de su placentero sueño, y las ondas en el agua la guiaron, como un sabueso, hacia su presa... "Cosa" ya había empezado a alimentarse con unos cuantos renacuajos, por lo que su tamaño había crecido hasta el de un bogavante... pero la tortuga, siempre con hambre atrasada, no perdió el tiempo, y con un fulminante golpe de mandíbulas, atacó a la parte inferior de la cabeza... más o menos como en la película "Tiburón"... pero sin tanto efecto especial... A todos los efectos, lo importante es que la criatura del espacio exterior murió rápidamente, sin tiempo a reproducirse... Por lo que Florinda salvó al mundo, una noche de verano...


Otra cosa muy distinta es la mutación de su anatomía... La forma en que esta se transmitió a sus descendientes (no hubo producto radiactivo ni error, fue simple genética)... A quienes todos conocemos de sobra: Michelangelo, Leonardo y Donatelo... Pues Florinda es la verdadera madre de Las Tortugas Ninja... Y Florinda vive feliz, en su estanque (años después, se trasladó a uno mayor), esperando que llegue el momento... Que Mariana, su primera y única dueña, se acerque algún día a las tranquilas aguas... pues Florinda sigue teniendo ansias de venganza... y tiene muchos años por delante...