domingo, 11 de septiembre de 2011

LA COCINERA Y EL BLOGGER

"Todo parece indicar que la culpa fue de un blog de cocina... Numerosos intoxicados... Se busca al responsable... Una extraña epidemia que se extiende como el fuego... Importantes cambios en el comportamiento de los afectados..."



Por supuesto, todos conocemos de sobra estos titulares, y otros muchos, que han surgido en los últimos días, en torno a lo que se ha convertido en una de las mayores noticias gastronómicas de los últimos tiempos. Y los efectos, según los últimos análisis, perduran entre uno y dos meses, tras una sola aplicación... Hasta el día de hoy, su creadora ha eludido a los medios de comunicación, en buena medida, porque no le gusta el protagonismo, y porque tampoco le gusta que se invada su intimidad.


Si alguien intenta localizarla en el ciberespacio, la petición se expande a través de múltiples servidores en los cuatro puntos cardinales. Y nadie ha conseguido, por ahora, conocer su ubicación física, aunque todo parece indicar que reside en un pequeño municipio gallego. Su web ha incrementado exponencialmente el número de visitas, y han proliferado sus clubs de fans. Numerosas marcas relacionadas con el mundo de la cocina y de la hostelería le han propuesto grandes cantidades de dinero a cambio de utilizar sus instrumentos, pero en todo momento ha rehusado. Por todas estas razones, es un enorme placer que haya accedido a concedernos esta entrevista. Muchas gracias, X.


X.: A vosotros, aunque debo reconocer que si no me gustase tanto vuestro blog, habría seguido como hasta ahora.


P: ¿En algún momento llegaste a suponer que tus recetas tendrían tanta repercusión, que se harían tan populares?

X.: No, nunca... Vale, en algunos momentos me preguntaba lo que sería tener tantos seguidores como Arguiñano, Arzak o cualquiera de los grandes cocineros de nuestro país, pero siempre fue un sueño...

P: Un sueño... o una pesadilla, según se mire....

X.: Es cierto, desde hace un mes, es casi una pesadilla... He tenido que cerrar mis cuentas de correo electrónico, porque no dejan de pedirme personalizaciones para mis recetas, o nuevos inventos culinarios, y me encuentro desbordada...

P: ¿Añoras pues los viejos tiempos, el anonimato?

X.: Claro que sí... De todas formas, en la red no indico en ninguna parte dónde vivo, ni he puesto ninguna foto real mía o de mi gente... La hermosa mujer de mi avatar es una amiga, a quien por cierto mando muhcos besos... En cierto modo, fuera del ciberespacio, soy una mujer de lo más corriente.

P: Sin duda alguna, sabrás que se han realizado numerosas apuestas sobre tu profesión... Muchas personas creen que debes ser chef de alta cocina de un restaurante o de un completo hotelero, y también afirman que trabajas para la familia real... ¿Hay algo de cierto en ello?

X.: Me parece que muchos se van a sentir decepcionados... Soy Guardia Civil...

P.: ¿Y no le resulta complicado conciliar la vida familiar, la laboral, y su pasión por la cocina?

X.: Afortunadamente, al estar casada con un compañero y disponer de los servicios de guardería, no me cuesta demasiado... Y no deja de ser una gran suerte el disponer de tantos candidatos para probar y mejorar algunos de mis guisos...

P: ¿Son un público exigente?

X.: Super exigente... No me perdonan el menor fallo, ni siquiera en los huevos rotos o las patatas a lo pobre.

P: ¿Cocina tradicional, o moderna?

X.: Prefiero los platos de siempre, de toda la vida, de cualquier país del mundo. La "nouvelle cuisine" está bien, pero donde haya un buen plato de fabes con almejes, que se quiten las "deconstrucciones al aroma de judías con extracto confitado de almejas"... Que una cosa es la modernidad, y otra la estupidez...

P: Volvamos a ese día que comenzó a cambiar tu vida, esperemos que para bien... Se trataba de la boda de tu mejor amigo, y por eso, decidiste ponerte detrás de los fogones, y encargarte de elaborar y guisar el menú completo, con la ayuda de cuatro pinches... Teniendo en cuenta que estamos hablado de casi cuatrocientos invitados, y que el banquete se celebró a las tres de la tarde... ¿Cómo os organizasteis?

X.: Sobre todo, utilizamos la lógica: todo lo que no fuera a consumirse en caliente, podría dejarse listo en la cocina desde la víspera, como esparragos, rueda de ibéricos, tabla de quesos, langostinos, y ahumados se guardaron bien en las cámaras, o en la encimera. Los sorbetes se elaboraron en el momento, como es lógico, y los pasteles se trajeron de un obrador cercano...

P: Las investigaciones han demostrado que el contagio fue provocado por la salsa de carne, mezclada con el Ribeiro, y el cava del salmón... ¿En algún momento pensó que podía suceder algo por el estilo?

X.: Cuando te apasiona la cocina, como a mí, y recuperar recetas tradicionales, a veces juegas a ser un explorador de los sentidos... pero no, nunca se me ocurrió que pudiera suceder algo por el estilo...

P: ¿Cree que el ingrediente secreto tuvo la culpa?

X.: No existe un ingrediente secreto, más bien creo que fue la combinación de elementos muy dispares, como el cilantro, el cardamomo, el garum, la cúrcuma y la milenrama para aderezar la carne de vaca, y el ajo y el tomillo del salmón. Es posible que la combinación con un cava Brut Extrísimo tuviera algo que ver... O que fuera todo ello junto a la animación de la boda...

P: ¿Cuando empezaron a manifestarse los efectos de la comida?

X.: Creo que no se produjo hasta los postres... Había un extraño ambiente de compañerismo, de felicidad... La gente era cortés, educada... Las bromas eran de buen gusto... Saludaban y sonreían a todo el mundo... Las parejas se besaban sin tapujos... Bueno, las laborales, no... afortunadamente, creo... Y el ambiente era mágico, no se me ocurre otra manera de decirlo...

P: ¿Se propujo algún conflicto en la celebración? ¿Alguna pelea?

X.: Pues no... tal vez porque casi todos los presentes eran Guardias Civiles, se bebió con moderación... Aunque cuando el pinchadiscos nos puso por cuarta vez la Macarena y a Chiquilicuatre, le invitamos a abandonar la sala...
P: Y a la mañana siguiente, se notaban los resultados en el Cuartel...
X.: Sí, es cierto... Todo el mundo estaba de buen humor, con una sonrisa en los labios, y todos los demás ingredientes de algo tan curioso como es la felicidad... Bueno, los que no asistieron al banquete, al principio estaban muy serios, preguntándose por qué todos los demás compañeros estaban tan felices... Pero a media mañana, toda la plantilla estaba "contagiada", si es que la felicidad es una enfermedad contagiosa... A partir de ese mismo día, disminuyó mucho el número de multas, porque comprendieron que era mucho más eficaz el ser amables con los conductores y explicar las razones de su mal comportamiento, que la simple sanción económica... Pero fue un cambio a nivel global, quizás porque era rara la familia del pueblo en la que no había sido invitado al menos uno de sus miembros.
P: Y finalmente, resultó que era contagiosa...
X.: En efecto... Se conoce que la mezcla de ingredientes poco habituales generaba un sentimiento extraño... Y que una sola persona que hubiera ingerido aquella mezcla original era capaz de contagiar a casi una docena, y solo en segundo grado de contagio se limitaba un poco más tanto la fuerza del sentimiento, como la duración del mismo... Es decir, alguien que participa en el banquete se vuelve contagioso durante una semana, cada una de las doce personas a las que contagia se infecta por cinco días y que a su vez, contagian a otras cinco durante dos días...
P: Supongo que en estas semanas, habrás recibido muchas ofertas de empresas para volver a elaborar la receta, y que incluso te habrán ofrecido importantes incentivos económicos a cambio...
X.: Sí, es cierto; incluso he cocinado el mismo menú en el restaurante, para 400 voluntarios... Pero nunca ha sido posible repetirlo... Ni siquiera midiendo con la mayor precisión todos y cada uno de los ingredientes...
P: Entonces, crees que no se podrá volver a repetir la fórmula...
X.: No, mucho me temo que no... Que no hay una fórmula exacta de la felicidad, que no se puede reducir a una serie de elementos medibles y cuantificables... Y que si durante casi un mes se ha ido produciendo el "contagio" entre todos los habitantes del pueblo, ha sido principalmente cuestión de suerte...
P: ¿Va a seguir con su blog?
X.: Por supuesto que sí... De todas formas, creo que no ha sido más que una cuestión de suerte... Y que la felicidad, como el amor, es uno de aquellos misterios que nos hacen sentir libres...
P: Muchas gracias por tu tiempo, X., y por tu amabilidad al atendernos... Cordiales maullidos desde Madrid... Y espero que nos avises, si en una de tus recetas consigues la fórmula del amor ideal...