viernes, 9 de septiembre de 2011

CERTEZA RAZONABLE...

Querida… si es negro, dice “miau” y está tumbado en el sofá… lo más posible es que sea el gato…” ¿Cuántas veces, durante una semana normalita, no habrás pronunciado esta frase, o deseado hacerlo? ¿Cuántas ocasiones has tenido el deseo de comentar algo tan importante… pero te has callado por mera prudencia? Es una lástima, comprobar que algunas mascotas (felinas, perrunas, pero sobre todo humanas) pierden su capacidad de expresarse en idiomas extranjeros y en el propio… Igual te cuesta creerlo, pero es lo que sucedió… en el siglo pasado…
Puestos a contar batallitas, se escoge entre varias maneras: a) la película que ves en el cine; y b) si ha tenido mucho tirón en otros países, aquí y allá, algún tiempo después, sacan un “DVD” o “Blu Ray” con más extras que la duración de la peli original…
En el cine, verías esto: “Chiqui” (el experto en idiomas), Fátima (mi mujer), mi amigo Sebas, su perra “Luna” (una Cocker blanca, algo despistada) y yo, apelotonados, con equipaje para un regimiento, dentro de un coche blanco… Es un trayecto muy largo (Madrid-San Sebastián), y en mitad de la noche… nuestro gato se despereza, abre los ojos… y pronuncia, claramente y altito… “¡¡¡RAAAUUUUULLLL!!!”… ¿Consecuencias? Ataque de risa monumental de todos los presentes… menos uno: “Luna”… que se limita a bostezar… Años más tarde, entendí su enfado: “Chiqui” no ladró…

Con los extras, abulta mucho más... Mejor solo algunos… La inconsciencia de la juventud… “Chiqui” y “Luna” apenas se conocían: se habían visto dos veces… sin daños colaterales aparentes… El coche era un “Ford Fiesta Cheers” muy blanco cuando quería… Fátima, mi mujer (novia en aquél momento) llevaba a “Chiqui” con arnés y correa, sujeto al cinturón de seguridad… Era el primer viaje muuuyyy largo que yo hacía como único conductor humano: el tom-tom no existiría… hasta quince años después… La familia que nos esperaba (grandes amigos, primero míos, luego de "Chiqui", y después del resto) no conocía a Fátima, Sebas ni a “Luna”, pero nos dieron cobijo durante una semana a los humanos, gatunos y perrunos… y fantásticos recuerdos a todos: estuvimos muchos en la boda (2002, ya es reciente, de este siglo)... sobre todo, mi mujer y yo... los protas...

Como estaréis cansados de historia antigua, dos “bonus track”… Durante la estancia, “Chiqui” y “Luna” decidieron intercambiarse la comida casi todos los días (pienso seco felino ella, y algo parecido a patatas fritas para él)… Y yo me alegré muchísimo de no beber hace mil años nada que no fuera café (“¿Saimaza?” existe todavía, seguro), porque si me hubiera realizado un control (más) la Benemérita… llevaba cuatro cafés… y muy cargaditos…
Por eso, muchas veces le digo… “Querida… si es negro, dice “miau” y está tumbado en el sofá… lo más posible es que sea el gato…”