sábado, 10 de septiembre de 2011

CUATRO BOLAS NEGRAS

Cierto día de enero del año del Señor de 1845, el profesor James Fitzpatrick estaba en su pequeño laboratorio en la localidad de Limerick, completamente inmerso en sus investigaciones sobre el peso del alma humana, y bastante entristecido por no conseguirlo, se estaba tomando con retraso el té de las cinco, cuando llamaron a su puerta...


Al abrirla, se encuentra con una enlutada señora, provista de un curioso sombrero, con un carrito de niño, dentro del cual estaban depositadas cuatro grandes bolas negras, de apariencia bastante siniestra... Pues su interior ondulaba levemente, como empujado por algún extraño viento... De hecho, al entrar la señora en el rellano de la casa, la temperatura desciende un par de grados... El profesor se mantiene a la expectativa, deseando que la señora hable, para así conocer al menos las razones de su irrupción en su casa, a una hora tan poco civilizada. Sin embargo, ella se limita a entregarle una carta lacrada, que extrae de un pequeño bolso...


"Querido profesor Fitzpatrick... En nombre de todas mis compañeras, quiero pedirle que abandone inmediatamente sus investigaciones sobre el alma humana, su peso, volumen y de cualquier otra similar. Los hombres no deben ocuparse de este tipo de asuntos, y menos en los tiempos del hambre... Pues cada vez que un mortal se preocupa por cosas sin demasiada importancia, cada vez que no actúa como es debido, buscando soluciones, está generando emociones negativas... Y esas emociones, aunque usted no pueda verlas, se condensan como nubes de negatrones, envueltas en efímeras esferas de jabón... Cuando son lo bastante pesadas, se deslizan de una dimensión a otra, y se acumulan en el desierto de Astaroth... Es un desierto tan grande como la Tierra entera, con una serie de sumideros, donde se pueden eliminar para siempre... Nuestra función es precisamente el transportar las esferas negras desde el lugar donde se materializan hasta el de eliminación... Pero usted, con su negativismo, tan racional y civilizado, nos está sometiendo a una gran sobrecarga de trabajo, y por eso le traemos las que usted generó en las últimas dos semanas, para que usted disponga de ellas como más le plazca. No se preocupe por tonterías, y procure investigar cosas útiles para el ser humano, como una forma de combatir la plaga de la patata. Cordialmente, el departamento de eliminación de ideas negativas."



En cuanto el profesor hubo terminado de leer la carta, alzó la mirada hacia la estrambótica señora, pero se había esfumado, con el carrito y todo... Como único recuerdo de su presencia, solamente le quedaban las cuatro ominosas esferas negras sobre la mesa del salón, y la carta... A partir de ese momento, el profesor Fitzpatrick se centró en la investigación para intentar combatir la terrible plaga, y tratar de esa manera de mitigar los sufrimientos de su pueblo. Años después, al morir dejó en herencia varios tomos de su obra "Sobre las tácticas más eficaces de combatir la plaga de la patata", una extraña carta, y las cuatro enigmáticas bolas negras..." ¿Realidad o ficción? En el fondo, poco importa, salvo en todo caso su moraleja: Hay que preocuparse por las cosas importantes de la vida, y no perder el tiempo con absurdas inquietudes.